domingo, 30 de septiembre de 2012

NOCHE DE ZARZUELA. GIGANTES Y CABEZUDOS…y los abanilleros en la guerra de Cuba…y otras guerras.



NOCHE DE ZARZUELA. GIGANTES Y CABEZUDOS…y los abanilleros en la guerra de Cuba…y otras guerras.

Acto celebrado en el Auditorio Municipal de Abanilla, el 07-9-2012




Ángel.-Buenas noches y gracias por venir al 5º año ya de “Las Cosicas de Abanilla
Perdonad si somos puntuales, es un vi­cio adquirido. Como ya saben quién es Eu­­­­­­ge­nio (E. Marco) y quién Ángel Esteve, no hace fal­ta que nos presentemos. Sim­­­plemente haremos, como siempre, una pequeña ob­ser­vación.

Eugenio y Ángel.- (Con la mano en la frente, como los indios, oteamos el horizonte brevemente. Esto es “una pequeña observación”)





Ángel.-Esta sesión de “Las cosicas de Abanilla”, metidas en septiembre por motivos de nues­­tra agenda veraniega, empezó a fraguarse como un ratico para ver y es­cu­char la zarzuela de “Gi­gan­tes y Cabezudos” que dura 1 hora y 10 mi­­­nu­tos, pero poco a poco Eugenio y yo nos fuimos en­re­dando para que us­te­des se en­te­raran de la situación histórica que había en la época del estreno de la obra… y es cuando em­pezó a salir gente de Abanilla. Así es que vamos pri­me­ro a los agra­de­ci­­mien­tos y después al grano.

Eugenio.- Como es habitual, nuestro agradecimiento a todas las per­so­nas que han co­la­borado para hacer posible la realización de este acto. Al Tte. Alcalde Pascual, así como a todos los que nos han dado algún da­to y aportado alguna fotografía de las que se proyectarán: Ginés Ro­camora Vives, Gabriel Esteve, José Miguel M.R., Alfonso Atienza, Mª Car­men Navarro, Candelaria (la nieta del tío Roña), etc. Y también el apo­yo técnico de Víctor Esteve y Manolo que, con su buen hacer nos ayudarán a que esto pueda llegar buen puerto.

Ángel.- Agradecidos todos, entramos en materia. Recordemos quiénes son los au­­to­res de la zar­zuela “Gigantes y Cabezudos”: El libretista fue Miguel de Echegaray y Eizaguirre. Era de fami­lia aragonesa y ma­­dre vasca na­ció en Quin­tanar de la Orden, To­ledo. Nacer en Quintanar de la Or­­­den fue por ca­­sua­­li­dad, sus padres via­ja­ban de Ma­drid a Murcia y a la cria­­­tura se le ocu­rrió ve­nir al mundo. Era her­mano de José Echegaray, el premio No­bel de li­te­ra­tu­ra en 1904. Miguel se licenció en Fi­lo­sofía y Letras y Derecho, y ejer­­ció como abo­­ga­do y como jefe de ad­mi­nis­tración civil en distintos mi­nis­te­rios. Tuvo sillón de la Re­­al Aca­demia de la Lengua. Escribió te­atro, sobre todo co­­medias, género chi­co y zarzue­las; un total de 110 piezas, 21 de ellas zarzue­las. 6 de ellas con música de Manuel F­er­nández Caba­lle­ro.

Ángel.- Manuel Fernández Caballero nació en Murcia en 1835, fa­lle­ció en Ma­­drid a los 71 años. Compuso más de 200 zar­zue­las. Tuvo 18 herma­nos, él era el más pe­­que­­ño. Con 15 años se fue a Madrid y allí, en el Conser­va­to­­rio, ob­tu­vo el pri­mer pre­mio de composición. Se pagó sus estudios ac­­­tuando como primer violín en el Te­a­tro Real, de donde pa­­só a director de or­ques­­ta del Teatro Variedades y des­­pués al Lope de Vega, al Teatro Circo y al Es­pañol.  

Ángel.- Con 18 años, ganó unas opo­­­siciones para ma­es­tro de la Capilla de San­tia­go de Cuba; pero no pudo ocu­­­par la plaza por no tener la edad que se re­que­ría. 11 años después mar­chó a Cuba como director de or­ques­ta de una com­pañía de zarzuela. Allí estuvo 7 años. Regresó. Unas cataratas le de­ja­ron casi cie­go, hasta el pun­­to de que tu­vo que dictar la música de “El dúo de la Afri­­­ca­na”, “La viejecita”  y “Gigantes y ca­bezudos”, a su hijo Mario que fue quien las plas­mó en el penta­gra­ma. Otras zar­zuelas de Fernán­dez Caballero son Los so­bri­nos del Capitán Grant”, “Château Mar­gaux” y El cabo primero”, por ci­tar al­gunas.

-El humorista Salvador Granés, re­­trató así al com­positor  murciano:
Comilón de siete suelas, / escribe con rapidez / partituras de zarzuelas / siem­pre y cuando que a la vez / mueva la pluma y las muelas. / Si su inspiración se agos­ta / y queréis que por la posta / recobre la inspiración, / enseñadle una lan­gosta, / seis chuletas y un jamón”.
-Ahora E. Marco, Eugenio, nos va a situar “Gigantes y Cabezudos” en la épo­ca de su estreno, allá por el 1898. Érase una vez… E. Marco.
Eugenio.- (españoles en Cuba).- La historia nos cuenta de esta isla ca­­ribeña que perteneció a España hasta el de­sastre de 1896. Cuba y Fi­­li­pinas fue­ron las úl­­ti­mas colonias españolas de ul­tra­mar en revelarse y luchar por su in­de­pen­den­cia, cuyas primeras guerras de guerrillas se remontan a prin­ci­pio del si­­glo XIX, llegando a su punto más álgido y su culminación con la “ca­sual” in­ter­ven­ción de los EE.UU., acabando con el armisticio y firma del tratado, en 1898. Nos cos­tó muchísimas vi­das y cuantiosos gastos de guerra, pero más del 60% mu­rie­ron por las enfermedades tropicales, que no por las balas del ene­migo.
Ángel.-La zarzuela “Gigantes y Ca­be­zudos” se estrenó el año 1898. Veremos en ella el regreso de los soldados de Cuba. Lo que sí que vamos a entrar, breve­men­te, es en la pequeña historia de los abanilleros que, por aque­llos años, es­tu­vieron por aquellas latitudes.
Eugenio.- A modo de memorándum nombraremos soldados abanilleros en dicha con­­tienda, los cua­les tiene relacionados y estudiados Ginés Rocamora Vi­ves, que es quien, principalmente, nos lo ha pro­por­cio­na­do.
 -En la prensa de la época hay referencia de algunos soldados abanilleros des­ti­na­dos a Cuba, pero tenemos constancia de algunos que intervinieron en aquella con­­­tien­da. Empezaremos por El tío Roña.






Este señor de la foto es Francisco Cutillas Perea, el tío Ro­ña. Falleció en Aba­nilla, de viejo, a los 81 años de edad. La foto es del 1955. En ese año, 1955, le con­cedieron cuatro medallas con paga y el gra­­do militar de Teniente Ho­­norario. Entonces le dio por comer de todo lo “bueno” y, presunta­men­te, enfermó de colesterol, diabetes, etc. Lo que no hicieron las balas lo hizo la gula ¡Porca miseria la del bienestar!
Las medallas fueron por los si­tios heroicos en los que participó, di­cen que, prin­ci­palmente en Cas­corro, donde estuvo con Eloy Gon­za­lo Gar­cía, co­nocido como “el héroe de Cascorro”, aquel a quien nos lo describen con bi­go­te, som­brero, la la­ta de petróleo en una mano, la antorcha en la otra, el fusil col­­gado al hombro y la cuerda atada a la cintura por si se lo car­gaban que reco­gie­ran su cuerpo.
El hé­roe de Cas­corro regresó a Es­pa­ña cadáver, pero no por he­ri­das de gue­rra, si­­­no por la ac­ción de las en­fer­me­da­des tropicales. (Nota 1)




El tío Roña (Francisco Cutillas Perea), en carnaval o en otras ocasiones, se paseaba por el pueblo con su uniforme, su sable y sus medallas. Los za­ga­­les nos reíamos de él, porque creíamos que iba dis­fra­zado de militar de gra­dua­ción, sin serlo. ¡Qué atre­­­vida era, es y seguirá siendo la igno­rancia!

Ángel.- Una pequeña aclaración sobre Eloy Gonzalo, “el héroe de Cascorro”. Se cuentan que este sol­­­da­do se fue voluntario a Cuba porque, estando haciendo la mi­li, pilló a un man­do en un “dale que te pe­go” con su novia y les dio una so­man­ta a palos de ór­da­­go. Le condenaron a prisión y para li­brar­se se alistó vo­lun­tario a Cu­ba… después ya sa­­ben la historia o la leyenda que nos han con­tado.
Eugenio.- Seguimos con más abanilleros en Cuba: 



  Ginés Lozano Ramón, padre de doña Erótida, ca­pitán de Infantería, que estuvo en Cuba y se licenció en Fili­pi­nas, en 1896. Se casó con la criolla Ma­ría Hernández Villareal. Regresó a Aba­ni­lla con su familia y aquí murió. Aquí tenemos el baúl de los recuerdos  



-Joaquín Martínez Tenza, Juan Rubira Ruiz y José Ramírez Marco (Mo­ce­no), que re­gre­sa­ron ilesos aunque, posiblemente, algo enfer­mos.
-Consta que fallecieron allí (no se sabe si por enfermedad o por las balas): José Poveda Pérez, Pedro Ruiz Valero, Pascual Nicolás Ruiz, Antonio Riquelme Marco, Jo­sé García Magro y Julián Amorós Sánchez (este último en Filipinas). Nos han dicho que Manuel Ruiz Ramón, abuelo de Marquitos y familia, y el padre de Paco Macanas, Francisco Vives Tenza, también estuvieron en la guerra de Cuba. (Nota 2)
-Otro militar a destacar y herido en ba­ta­lla fue el General Chacel 




 Del General Chacel (Don Julián Chacel García), la chiquillería de la época sólo conocíamos su calle, actualmente calle Prin­ce­sa, cuando jugábamos por la Replaceta y ad­ya­centes. Voy a hacer un peque­ño bosquejo de su per­so­na: No era natural de Aba­­nilla, aunque en 1903, nues­tro Ayuntamiento le nom­bró “hijo adoptivo” y le rin­dió un sonado homenaje, del que se hizo eco en la pren­sa. Era natural de Sa­hagún-León, hijo de don José Chacel Ferrero, médico de aquí y mé­dico-director del Balneario de Fortuna, que en 1874 era teniente al­cal­de y participó en una ba­tida contra los carlistas que correteaban por nuestro tér­­mino. Don Julián Cha­cel, coronel de Ingenieros, fue destinado a Cuba como je­­fe de las forti­fi­caciones y llevó a cabo la dirección de la instalación de la red te­­le­­gráfica en la isla. Des­pués del con­flicto regresó a España y tras varios destinos mu­­rió en Madrid, siendo di­rec­tor de la Escuela Superior de Guerra, con el grado de Ge­ne­ral de Brigada. Su pa­dre vivió en la casa, actualmente derri­ba­da, que for­­­ma rin­conada entre la Replaceta y la actual calle Princesa, antes del Gral. Cha­cel. Era la casa de la señorita Conchita.

-El tío Cándido Martínez Valdés y su mujer, (padres de Pepe el de Cán­dido, de Conchita y de Paco). Según me han dicho vinieron de Cu­ba, tras el conflicto, con el Gral. Chacel y heredaron la casa y demás pose­sio­nes que és­te tenía aquí de su padre. En esta casa se con­ser­vaban hasta hace poco dos baú­­les de la época, con sus uniformes y demás per­trechos.

- A quien citaremos a continuación no es abanillero, pero tiene descendencia en Abanilla. José de Juan Tomás



 Tte. Coronel de Infantería de Marina. Se trata del bisabuelo de los hijos de “Manolito el Bueno”, por parte de su madre, Adelaida, natural de Cartagena. El bisabuelo, estuvo en la guerra de Cuba con la “Gloriosa Armada”. La foto es de cuando era Capitán.

Ángel.-Uno que se libró de ir a la guerra de Cuba fue José Ruiz, el her­ma­no de mi abuela Constantina que fue el padrino de mi hermano Ga­briel (Es­teve Ruiz). Se libró porque pagó los 6.000 reales del ala para que fue­ra otro en su lugar. Después de aca­bada la Guerra le entró el gusanillo de co­no­cer Cu­ba y allí se largó. Retornó al pueblo y partió para Argentina, después a Orán, vol­vió de nuevo a Abanilla, sacó de pila a mi hermano Gabriel… al que no le regaló ni el chu­pete, y nuevamente se fue a Argentina por los siglos de los siglos.

Ángel.-Y si mi antepasado José Ruiz pagó para no ir, Joaquín Martínez Ibáñez, abue­­­lo de Paco el Gafas y José Miguel, para entendernos, se escapó por in­fluencias. Fue así: Re­­sulta que cayó prisionero de los rebeldes y, al ente­rarse el jefe de los insu­rrectos que Joaquín era de Abanilla, lo entrevistó y le di­jo que él era nieto de abani­lleros. Le dio un salvoconducto y le facilitó la huida pa­ra que pudiera re­gre­­sar a su campamento. Después de la contienda volvió vi­vo al pueblo y cuan­do so­li­citó la paga (como el tío Roña), se perdieron los pa­pe­les y no cobró. ¡Es el pu­to papeleo de este país de papeles!


Eugenio.- Otras personas que estuvieron en Cuba después del conflicto bélico, fueron mi abue­lo Eugenio y sus hermanos José y Miguel Marco Rivera. Jo­sé se afincó allí, por la zona de Matanzas, se casó y echó raíces, de las cuales se han perdido la pis­­ta tras tomar el poder Fidel Castro. 



Tenían negocios comerciales, que empe­za­­­ron con una tienda de la época, en que había de todo lo vendible y com­para­ble; como las del oeste americano. Vinieron a Aba­­nilla en 1922 y fueron capitanes en las fies­tas. Mi abuelo regresó a España so­bre 1915 y su hermano Miguel después de 1922, y se casó con Ca­ta­lina Ri­vera (La tía Catalinica, la del lavadero).





- También quiero reseñar que en Cuba se creó una empresa que reclutaba gen­te para la construcción del canal de Panamá, cuya reseña apareció en los pe­rió­­­­­di­cos nacionales y algunos españoles trabajaron en la construcción del re­fe­­ri­do ca­nal a través de ella. Mi abuelo trajo de Cuba un baúl con sus pertenencias. Ve­­­an el baúl



   
Y el baúl lleva la correspondiente etiqueta 




Ángel.- Fíjense que en la etiqueta, a la derecha, pone la ciudad cubana de “Ma­tan­zas” que es la capital de la famosa Playa Varadero. De allí también era la ma­­­dre del compo­si­tor Ernesto Lecuona, ese de la canción “Siboney”, por po­ner un ejemplo sencillo de una pieza famosa del autor. Y allí murió Eloy Gonzalo. 

Eugenio Como decía, en el baúl que mi abuelo trajo de Cuba hay una bandera que es la de Panamá (la pri­­me­ra, no la actual), pero yo no tengo constancia de que mi abuelo fuera a tra­­bajar allí, ni por qué está en su baúl, pero la guardo como un recuerdo y aquí la tienen. 




 Daré algunos datos sobre el canal de Panamá, por si alguien puede encontrar da­­tos de personas que pudieron trabajar en él: La independencia de Panamá fue en 1904, de la que es esta bandera del baúl de mi abuelo. El canal se cons­tru­­­­yó entre los años 1890 a 1914 y estuvo en pruebas y reacondicionamientos has­­ta 1917, en que comenzó el tráfico continuo sin contratiempos, inau­gu­rán­do­­­se oficialmente en 1920.

Ángel.- Con este panorama y situados en la historia, veamos ahora la obra “Gigan­tes y Cabezudos” estrenada el martes 29 de noviembre de 1898 en el teatro de la Zarzuela de Madrid. Notarán que hay temas de rabiosa ac­­­­tua­li­dad, como subidas de impuestos y demás, porque progresamos en los años pero seguimos teniendo y creando los mismos pro­ble­mas de siempre.
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 PROYECCIÓN DE DVD
“GIGANTES Y CABEZUDOS”
DURACIÓN 1h: 10 minutos
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Eugenio.- Para completar esta sesión de “Las Cosicas de Abanilla” lo haremos con una pieza muy nuestra, aunque la letra es de un madrileño y la música de un gra­nadino. Nos referimos al “Canto a Murcia de la zarzuela “La Parran­da”. 


Ángel.-El madrileño que escribió la letra fue Luis Fernández Ardavín, dra­ma­tur­go, po­eta, periodista y guionista cinematográfico.

La música es de un señor de Granada a quien en la pila bautismal le pusieron el nom­bre de Francisco de Asís, Gregorio de la Santísima Trinidad Alonso y López. El maestro Francisco Alonso. Falleció en mayo de 1948. De entre sus muchas obras famosas os cito el pasodoble deBan­­de­ri­ta, tú eres ro­­ja” de la zarzue­la “Las Corsarias” del año 1919, ese que can­ta­ban los soldados cuando iban a la Gue­rra de África. (”Allá por la tierra mo­ra…”) Esta zarzuela estuvo pro­hi­bi­da, porque tenía en su letra alusiones satíricas a Alfonso XIII. En 1934 la con­vir­tieron en Revista y le cambiaron la letra por eso de que a la banderita roja y gualda le faltaba el color mo­rado). La Reestrenaron en el Romea de Barcelona en 1975.


Eugenio.-“Abanilla y la Guerra de África”. El protectorado español de Ma­rrue­­cos comenzó en el siglo XIX, cuando los marroquíes de las tribus pró­xi­mas a Ceu­­ta y Melilla intentaron conquistarlas por las armas. La serie de todos estos he­­chos bélicos están muy estudiados en la historia, siendo los más san­grientos los de 1909, en Melilla y los del desastre de “Annual”, con el antes y el des­­pués del desembarco de Alhucemas, hasta 1927-28, en que se pacificó el terri­to­rio y se estableció la nueva delimitación, encargándose de su defensa la re­cién creada Le­­gión Española. Bastantes de los reclutas se declararon pró­fu­gos, otros se li­braron del alistamiento pagando, los que tenían dinero, las famo­sas 1.500 Ptas. (Los 6.000 reales de antes que serían 9 € ahora).


En el programade fiestas de 2011, José Mª López Lozano escribió sobre la muer­­­­te de tres soldados abanilleros en dicha contienda: Se trata de José Ba­ñuz Riquelme, Guillermo Riquelme Tomás y Mariano Vives Molina, per­te­­necientes al Regimiento de Infantería Melilla nº 59, con la graduación de ca­bos, fallecidos en Sidi Musá, en julio de 1909, por herida de arma de fuego. Es­­­tán enterrados en el cementerio de Melilla, en el panteón Margallo. Además de los anteriores, nos consta que Domingo Soriano Cutillas, salió ile­so y emigró a Argelia, donde se estableció.
Fuera ya de esta sangrienta contienda, tenemos constancia de que en 1928, An­tonio Salar Lajara, nacido en Orán, de padres abanilleros, que era de la Policía Territorial del Protectorado, (perteneciente al cuerpo de vigilancia y seguridad del estado), estuvo destinado en Tetuán, Larache y Alcazar­qui­vil, mu­riendo de enfermedad. Su viuda y sus hijos se vinieron a Abanilla.





-Nuestro Ayun­tamiento les dedicó una calle, la que va desde la avenida de Sal­zillo a la En­comienda, cuya placa de mármol blanco todavía se conserva en la es­­qui­na de la casa de Anín. Se le ha cambiado de nombre y se llama “de Ramón y Cajal”, que estuvo en la guerra de Cuba, de médico militar. Cuando se efec­tuó el cam­bio de nombres de calles, en 1985, alguno debió interpretar que es­to de los Hé­­­roes de Melilla y del Gral. Chacel, se trataba de personas inhe­ren­tes al con­flic­­to de 1936-1939, por parte de los vencedores… y le quitaron el nombre. (Nota 3)
-No sabemos, por el momento, si hubo otros soldados muertos en Ma­rrue­cos en los años siguientes hasta acabar el conflicto, cuando el desastre de “An­­­nual” y de­más insensateces y heroicidades. Aunque el te­ma lo deja­mos abier­­to por eso de ir investigando en las historias de la historia de Aba­ni­lla.
Eugenio.-En Melilla, también tenemos que hacer una reseña del Gral. Cha­cel.
Cuando regresó de Cuba, uno de sus des­tinos fue el de 2º comandante de esta Plaza y le de­di­ca­ron una ca­lle, la cual todavía continúa llamándose “del Gral. Chacel”. Podéis com­­­­pro­­bar­lo a tra­vés de internet. Nosotros ni ponemos ni quitamos calles, pero sí que de­be­mos ha­cer un inciso a la reflexión, por si alguien considera que el rec­­tificar aún es de sabios”. Sin excluir a ninguno de los abanilleros que, pre­­sun­­ta­men­te, die­ron su vida por la Patria o derramaron su sudor y sangre en los campos de ba­­­ta­lla, luchando por sus ideales, en todas las épocas, sin dis­tin­ción de sexo, co­­­­lores, siglas, graduaciones, religiones, posición social, o fue­ron re­­­presaliados por los contendientes. Pedimos un fuerte aplauso en pro de su me­moria.
(Poner­nos en pie y aplaudir)

Ángel.- Entramos en la recta final con la música del maestro Paco Alon­­so, con el Canto a Murcia”. De su plu­­ma salieron también, entre otras, el zortzico Maitechu mía, La Revista “Las Le­an­dras” con el pasa­calle de “los Nardos” (Por la calle de Al­calá)  y el chotis del “Pichi”; el pa­so­do­ble de “los Chisperos” de “La Ca­lesera” y el Can­to a Murcia de “La Pa­­­­­­­­­­­­­­r­­ran­da” que se estrenó hace 84 años (el  26 de abril de 1928) en el Tea­tro Calderón de Madrid. El mis­­mo teatro en el que he­mos vis­to hoy la zar­zue­la “Gigantes y Cabezudos”.  An­­tes de entonar el Canto a Murcia y, mientras todos preparamos la voz, un aviso.


             
Ángel.- Para futuros años hay muchos temas para tratar, como: Los Coros y Dan­­­­zas, el Fulbito, Capachos 2ª parte, Pajes y Capitanes, el río Chícamo con su flo­ra y su fau­na…

Eugenio.- Y, si el público lo demanda, el tiempo no lo impide y las au­to­ri­da­­des com­­­pe­ten­tes lo permiten, en años venideros no se descarta la po­sibilidad de ha­cer char­­las coloquio sobre: la expedición de los españoles a Vietnam (an­tes que los fran­­ceses, los rusos y los americanos); y puestos ya hablaríamos de per­­­­sonajes fa­­mosos como El Capitán Trueno y el Jabato; Roberto Alcázar y Pe­drín y hasta del 7º de Caballería si se tercia.

Ángel.- Otro tema intere­san­te digno de es­­tudio es: “Có­mo rompíamos culeras por los barrancos de Aba­nilla”. 
Y dicho esto, ahora, como despedida cantaremos el Canto a Murcia de “La Pa­rranda”. Lo pondremos en plan karaoke. Así es que pueden can­tar­lo, sin ver­güen­za. Ya saben, letra es de un madrileño; la mú­si­ca, de un grana­dino.

¡¡BUENAS NOCHES Y HASTA EL DÍA 22 A LAS 22!!




NOTAS:
1.    Murió en el hospital de la ciudad de Matanzas. Por su acto de heroicidad le concedieron la Cruz de Plata al Mérito Militar y a su capitán, Francisco Neila, “la Laureada de San Fernando”. Cosas de la puta mili. La causa de su muerte, según el parte médico fue la disentería ulcerosa.
2.    Nos han facilitado información verbal sobre algunos abanilleros más que estuvieron en la guerra de Cuba. Seguiremos recabando información e indagando en los archivos.
3.    Don Santiago Ramón y Cajal estuvo en la guerra de Cuba, como médico militar. Enfermó y tuvo que ser repatriado. Poco a poco se recuperó y pidió la baja, para dedicarse a la investigación, donde alcanzó la merecida fama que tiene. En sus memorias relata los trapicheos burocráticos y la falta de medicinas y medios en los hospitales de Cuba, donde las enfermedades tropicales, en aquellos tiempos difíciles de curar (Pasteur no había desarrollado las vacunas) produjeron más bajas que las balas. También cuenta que para cobrar los atrasos de sus haberes, tras pedir la baja en el Ejército, tuvo que sobornar a un chupatintas de los entonces funcionarios ¡Puto país del papeleo y del pasteleo “sine díe”! El vuelva usted mañana, que decía Larra y la póliza móvil que vino después, sin olvidar los sellos “voluntarios” para los colegios de huérfanos y otros fondos de reptiles.

                

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